🌒 El eco de un fuego antiguo
Dicen que el viento aún lleva susurros.
Que entre los bosques, en las llamas y en los sueños, resuena la voz de aquellas mujeres que fueron silenciadas por el miedo.
Las llamaron brujas, pero eran sabias, parteras, curanderas, guardianas del misterio y del cuerpo. Ellas conocían los ciclos de la Luna, las plantas, la energía de la Tierra. Sabían sanar, acompañar, mirar más allá. Y por eso fueron temidas.
Porque una mujer que se conoce, que se escucha y se respeta,
es una mujer libre.
Y en un mundo construido sobre el miedo, la libertad femenina fue considerada un crimen.
🔥 La Inquisición y el miedo a la mujer libre
Entre los siglos XV y XVIII, Europa y América ardieron en hogueras que no solo buscaban destruir “herejías”, sino controlar el alma de las mujeres.
Nos llamaron brujas: la memoria de las mujeres que ardieron para que hoy encendamos nuestra luz
La Inquisición nació como una institución del poder religioso y político que persiguió todo lo que escapaba al control: pensamiento, palabra, cuerpo y magia. Miles de mujeres fueron acusadas sin pruebas, torturadas, obligadas a confesar falsedades para salvarse del dolor.
Sus delitos: preparar ungüentos, conocer hierbas, asistir partos, hablar con los animales, danzar bajo la luna, amar su cuerpo, vivir solas, reír fuerte, tener sueños. Lo que ardía en aquellas hogueras no eran brujas.
Eran los cuerpos de las mujeres sabias, las que se negaban a ser pequeñas.
Era el fuego del miedo intentando borrar la sabiduría ancestral de lo femenino.
✨ El fuego no las borró
Pero el fuego no lo destruye todo.
El fuego transforma.
Y lo que intentaron borrar se convirtió en semilla.
Cada llama encendida entonces, hoy brilla en los ojos de las mujeres que recuerdan, que practican la magia de escuchar su intuición, que sanan con las manos, con la palabra o con la presencia.
El linaje de las “brujas” nunca desapareció.
Vive en quienes honran a la Tierra, en quienes escuchan a su alma, en quienes se atreven a amar su poder sin pedir permiso.
🌕 La bruja moderna: la mujer que recuerda
Hoy, la bruja ya no se esconde.
Camina con los pies descalzos sobre el mismo suelo donde un día sus ancestras fueron juzgadas.
Y lo hace sin miedo.
Ser bruja ya no es delito:
es recordar que la sabiduría está dentro,
que la conexión con la naturaleza es sagrada,
que el cuerpo es templo,
y que el alma de las mujeres siempre fue mágica.
Cada altar encendido, cada ritual de amor propio, cada palabra de sanación,
es un acto de justicia para todas las que fueron calladas.
🕯️ Sin miedos y sin cadenas
Nosotras somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar.
Pero también somos las hijas de la luz, las guardianas del fuego interior, las que transforman la herida en canto.
Hoy ya no huimos.
Hoy encendemos velas donde antes hubo fuego de muerte,
y las convertimos en fuego de vida, sabiduría y libertad.
Porque ser bruja no es una moda ni un mito:
es recordar quién eres,
y decidir que nunca más vivirás con miedo.
Y una de ellas soy yo.
Con amor,
Sara.
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