Yo soy hildi y esta es mi historia

Publicado el 31 de octubre de 2025, 0:40

Yo nací en una familia católica, como muchas.
En casa se hablaba de Dios, de fe, de rezar… pero el mundo espiritual más profundo, lo esotérico, lo energético… eso no.

De hecho, estaba visto como algo raro, como un engaño.
Así que yo crecí pensando que esas cosas no eran “de verdad”.
Y sin embargo, la vida tenía otros planes para mí.

Cuando era adolescente, empecé a notar algo.
Cada vez que hablaba de lo que sentía, de esas sensaciones internas que no sabía explicar, mi cuerpo temblaba por dentro.
Yo pensaba que era emoción o nervios.
Con el tiempo entendí que no.
Que lo que sentía era presencia.
Una energía cercana, silenciosa, que me acompañaba.

A los 18 o 19 años todo comenzó a despertar de verdad.

Empecé a escuchar voces —suaves, claras— como si alguien me hablara muy cerca.
Me decían nombres, me daban mensajes, me advertían cosas que luego pasaban.
Y sí, me asusté.
Pensé: “¿me pasa algo malo?, ¿estoy perdiendo la cabeza?”

Después llegaron las sombras. Las visiones.
Y, en medio de todo eso, un día llegaron a mis manos unas cartas de tarot.

Yo no sabía nada sobre eso.
Nunca las había estudiado.
Pero cuando puse las cartas sobre la mesa, ellas me hablaron.
No era mente. Era alma.
Yo solo traducía lo que sentía.

Pero aún así, seguía el miedo.
El juicio.
Lo aprendido.

Hasta que un día, en una tienda esotérica, vi una imagen.
No era una imagen cualquiera.
Era una figura femenina espiritual, perteneciente a la religión afro-brasileña de la Umbanda.
Yo había ido a buscar otra cosa, pero esa imagen no me soltaba.

Me daba miedo, sí… porque tenía muchos prejuicios sobre ciertas practicas y religiones.  .
Pensaba que todo eso era “malo”.

Pero esa presencia me llamó.
Me habló.
Me pidió que la llevara conmigo.

Volví por ella horas después, aunque no entendía nada.
No sabía cómo trabajarla, cómo conectar… solo sabía que tenía que estar conmigo.

Y desde ese día, la vida empezó a abrirme el camino.
Enseguida acudí a una persona que yo ya conocía desde hacía años, alguien con quien ya tenía confianza.
Le conté lo que había sentido y lo que me había pasado.
Fue entonces cuando comenzó a guiarme, a acompañarme y a enseñarme este camino desde la raíz.

En ese proceso, ella se convirtió en mi madrina dentro de la Umbanda, enseñándome a caminar este camino con amor, respeto, conciencia y luz.

Hoy ya no huyo de lo que soy.
Hoy lo abrazo.
Hoy lo comparto.

Porque esto no es un “don”.
Es una responsabilidad.
Es estar al servicio de lo invisible.
Es responder a un llamado que el alma reconoce antes que la mente.

Y si tú estás leyendo esto, quizá también estás recordando algo en ti.
Algo que siempre estuvo ahí, esperando ser nombrado.

Aquí estoy.
Para acompañarte.
Para caminar contigo.
Para sostenerte si lo necesitas.

Con cariño,
Hildi 🤍

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Mi camino se une al de Sara, quien también vivió su despertar y su regreso al linaje.

Puedes leer su historia aquí:
https://www.aromaavida.es/blog-del-alma/2790578_mi-historia-sara-la-voz-de-la-bruja

Juntas hemos creado Aroma A Vida, un espacio para recordar lo sagrado, lo intuitivo y lo ancestral.
Un lugar donde ninguna mujer camina sola.

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Comentarios

Sonia Moreno Moreno
hace un mes

Mis felicitaciones por el blog , me encanta saber de como comenzó está vida hermosa.